Tresesenta

...y uno cree que quiere algo, que ya sabe hacia adonde caminar. Pero no, tenías que esconderte otra vez. Yo que por una vez pensé que ibas a estar ahí. No deberías seguir haciendo eso.
¿No te dije que era tu caballero andante?, Dulcinea.
¿Acaso no pensábamos que todo iba salir bien?.
Tengo que aceptar que tuve la culpa, pero de eso ya pasó un año. Y sé que no debí hacer eso, pero a veces uno no puede ver.
Mirá, si y tuve antes la culpa, fue por vos y tus metáforas. Yo sé que soy igual, pero ese no el punto. Vos nunca me diste una sóla pista...


Silencio incómodo y las miradas se dirigen al suelo, y la mano temblorosa que levanta la otra mirada desde la barbilla.

No sé por que no me hablás. ¿ahora tengo que buscarte?
Sabés que es lo peor, que yo sé que si mañana te veo, te voy a amar como antes. Como hace un año

Dormir para siempre
y viajar, acompañarte,
a tu lado, mi lady,
como caballero andante.

Caballero andante, por vos (te lo dije)

En tu defensa podés decir que nunca supiste, o que una vez, ya no te quize.
Y tuve que elegir, y elegí dejarte, dar la vuelta, ciento ochenta.

Hoy, nada más me acordé de vos, desde eso he dado muchas vueltas. Tres sesenta.
¿Y vos qué hiciste? ¿Querés venir?
Lléguele, aquí hay campo. Sólo no pensemos en el año pasado.
Demos un giro.
Tresesenta grados.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario